Riesgo Residual

A menudo cuando contratamos los servicios de una actividad en el medio natural, buscamos información entre esas empresas o actividades que se anuncian como aventura, deporte de riesgo, etc… ¿pero realmente esas palabras definen lo que estamos buscando? ¿Queremos de verdad una actividad en la que vayamos a estar en riesgo, o una actividad de la cual se conoce su inicio pero no su desenlace?

Quizás ese modo que se tiene de describir una actividad o los servicios que nos va a prestar una empresa o un técnico en deportes en el medio natural se contradice totalmente con las verdaderas funciones que debe cumplir.

Al contrario de lo que casi siempre se enuncia, entre las empresas y profesionales del sector, cuando uno desea realizar una actividad de este tipo, lo que está buscando es un profesional que nos conduzca en la actividad dándole la seguridad que posiblemente no tendría si se aventurara a realizarla en solitario o en compañía de persona sin la formación adecuada. Nadie quiere exponerse a situaciones de riesgo o aventurarse en algo sin saber con seguridad que se va a terminar en buen puerto.

Posiblemente abusamos de estos términos inadecuadamente, intentando utilizarlos de gancho, para conseguir atraer a la gente a que prueben esta o aquella actividad o deporte. Ofreciéndola como la gran aventura con el máximo riesgo. Y posiblemente es cierto que estos conceptos puedan ser muy atractivos, porque se intuye que como en las películas, el final siempre va a ser feliz!

Uno sabe que en realidad estas palabras se utilizan para definir más, la experiencia que vas a sentir, esas emociones desconocidas e incontrolables que van a poner a tus sentidos en máximos que jamás creíste que pudieran llegar, pero eso sí, sabiendo  que junto a ti tienes un profesional que está gestionado todo esto, con la seguridad que el final serán los cientos de me gusta que obtengas en las redes sociales cuando pongas en ellas las fotos de tu magnífica aventura!

Sin embrago, como en cualquier otra actividad de la vida, por muy bien gestionado que sea ese riesgo al cual estamos expuestos durante la actividad, siempre va a quedar fuera del control de los profesionales situaciones a las cuales no van a poder anticiparse. Ni con el mejor plan en prevención, ni con el protocolo de seguridad más escrupuloso, ni con la mejor experiencia que pueda tener el técnico, siempre van a haber situaciones de riesgo que escapen a nuestro control. A este hecho lo llamamos Riesgo Residual !!

Si bien este riesgo no es posible dejarlo en cero, sí que puede ser llevado a la mínima expresión. Existen dos modos de gestionar el riesgo en una actividad. Uno es la gestión pasiva y previa que vamos a realizar antes de la actividad y otro, la que realizaremos activamente durante esta.

Conocer perfectamente la actividad que vamos a realizar, el lugar, sus dificultades técnicas y físicas, adecuar las instalaciones para facilitar nuestro trabajo y la progresión de los clientes, planificar que método de conducción vamos a utilizar en cada punto del itinerario o de la actividad, mirar previsiones climatológicas, etc…y sobre todo, tener la información suficiente de nuestros clientes para poder escoger bien el tipo de actividad. Para esto último es necesario saber sonsacar información a nuestros clientes, ya sea a través de un formulario previo que deberá rellenar o preguntando todo lo que consideremos oportuno cuando contrata la actividad, y que nos proporcione la información necesaria para poder valorar a qué tipo de actividad puede ajustarse su perfil.

De este modo, la seguridad activa debe quedar reducida a ejecutar toda la preparación que hemos llevado acabo anteriormente, anticipándonos a todo aquello que pueda desencadenar en un riesgo previsto. En esta parte, es evidente que la experiencia nos ayudará a tomar las decisiones necesarias en su debido momento. Tenemos que saber gestionar los tiempos y dar las instrucciones de modo que sean precisas y en el momento que el cliente las va a poder asimilarlas. Dar toda la información e instrucciones al principio de la actividad, no suele resultar efectivo, y podría traducirse en una situación de riesgo actuar, dando por hecho que ya le hemos dado las indicaciones y que este las ha asimilado anteriormente.

En definitiva, La gestión de riesgos es el proceso de identificar, analizar y responder a factores de riesgo a lo largo de la vida de un proyecto y en beneficio de sus objetivos. La gestión de riesgos adecuada implica el control de posibles eventos futuros. Además, es proactiva, en lugar de reactiva.